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El escultor viajero

En su primera exposición en Argentina, en la galería de la Alianza Francesa de Buenos Aires, el artista francés François Daireaux presenta una serie de fotografías tomadas durante el transcurso de una travesía por el norte de China (Manchuria), rumbo al río Amur.
Hacia el Am(o)ur - así se denomina la exposición- juega desde el título con la ambigüedad de la alianza que se establece al definir una experiencia que combina documentación y creación.
Advertimos en principio una evocación nostálgica de los proyectos heroicos de los viajeros europeos del siglo XIX. En este caso el artista emprende una travesía en la que los postulados científicos son sustituidos por premisas poéticas, objetivos secretos y desafíos personales. Y en esta aventura azarosa, cualquier digresión, extravío o desviación puede convertirse en una potencial obra de arte.
Si los viajeros de siglos anteriores se esforzaban en ampliar el mundo conocido incorporando sus “descubrimientos” provenientes de los nuevos territorios ; aquí y ahora, Daireaux lleva a cabo una acción en cierta forma análoga, pero que se revela como un juego paródico, complejo y entusiasta : Ir hacia lo lejano y remoto, a lo sorprendente y, por momentos, absurdo, para testimoniar lo inabarcable de nuestra realidad contemporánea.
La suma de sus imágenes construye un relato complejo, multifocal y fragmentario, que pone en escena, tanto fenómenos culturales, como sutiles detalles cotidianos que funcionan como una eficaz y sorprendente actualización del estado del mundo que nos rodea. Lo real deviene así, objeto de representación y, a la vez, condición de la experiencia de lo inasible. Daireaux nos señala a través de sus obras, cómo lo pasajero, lo accidental, lo transitorio, lo degradado, lo lateral, son condiciones irrenunciables para la comprensión del presente. La fuerza de sus imágenes radica principalmente en su poder de conectarnos con una nueva categoría, que podríamos denominar lo “familiar desconocido”. En un raro ejercicio de antropología urbana el artista se apropia de la imagen, y le confiriere un nuevo uso alegórico, transformando lo ordinario en extraordinario.
Sus fotografías están siempre marcadas por la mirada del escultor - disciplina de la que proviene-, y en sus largas travesías por el mundo, sustituye el trabajo de taller por la captación y producción de imágenes de objetos de clara impronta escultórica : edificios, ruinas industriales, artefactos varios, objetos cotidianos, equipamiento urbano o mercaderías diversas. La imagen fotográfica funciona entonces como una ampliación o extensión de su interés por el objeto, como un simulacro de la práctica escultórica. Su mirada siempre se detiene allí, donde algo que representa algo se hace presente en el espacio, y señala la marca, y la voluntad de marca, que cada cultura practica con convicción.
La serie en su conjunto puede verse también como un fragmento, o como una pieza de un engranaje mayor, hecho de muchos otros viaje y de innumerables imágenes y hallazgos, que hacen de esta saga un eslabón más de una obra monumental y aún, claramente, inconclusa.

Andrés Duprat, Buenos Aires, Febrero de 2011.

Texte de présentation pour l’exposition Hacia el Am(o)ur du 9 juin au 22 juillet 2011, Alianza Francesa de Buenos Aires, Argentine.